sábado, 19 de marzo de 2011

TEMA 20



El comienzo de la vida eterna
Apocalipsis 21:4 “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron”.

Estas palabras hablan y se refieren a la vida eterna, más no para el reinado milenial de Cristo. No debemos de confundirnos. Porque en el reinado milenial todavía va existir la muerte y el pecado como hemos mencionado anteriormente. Amén.
Estas palabras, son para los que lleguen a la cuarta generación universal de la vida eterna que vivieran en una felicidad inmensa y andarán en la luz del Señor, en el nuevo universo. “Ya no habrá muerte” tendrá una aplicación total en la cuarta generación universal. El reto está planteado amado lector. Debemos llegar allí. Aleluya, amén.

Isaías 60:20 “No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna porque
Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados”.
Ap. 21:22 “Y no vi en ella templo, porque el Señor Dios
Todopoderoso en el templo de ella, y el Cordero”.
Apoc. 21:23 “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la Gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera”.
Ap. 22: 3 “Y no habrá más maldición, y el Trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán”.
Ap. 22: 4 “Y verán sus rostro, y su nombre estará en sus frentes”.
Ap. 22: 5 “No habrá allí mas noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz de sol, porque Dios el Señor los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos”.

Todas estas promesas esperan a la primera, segunda y tercera generación universal. Sólo se debe aceptar a Cristo de la Gloria para ser salvos, oír y obedecer al Espíritu Santo.

Todo esto y mucho más será el comienzo de la vida eterna. En el cielo nuevo, y en la tierra nueva habrá agradables sorpresas. Las profecías no dan más luz sobre este asunto. Personalmente el Rey, el Señor Jesucristo nos indicará lo que tenemos que hacer en la eternidad, y que cargo ocuparemos cada uno de nosotros. La gloria sea dada a nuestro Padre Celestial Jehová de los Ejércitos y al Cordero de Dios, Jesucristo el Señor, y al Espíritu Santo el gran


Consolador, que nos ayudo en el viaje del estudio acerca del fin del mundo y del reinado milenial de Cristo de la Gloria, y de la vida eterna en la cuarta generación universal.

Lectores amados del Señor, me considero un menor, la voz que clama en los collados, y este libro “La Verdad Final” se los entrego con mucho amor. Aleluya.

Este libro les servirá en el día que venga y suceda lo que tiene que suceder. Todas las profecías y promesas se harán realidad. Cuando el Señor comienza abrir el primer sello del libro del fin del mundo.

Para todo esto hay una única señal, y la señal será el pueblo de Israel, que es el reloj profético del acontecer mundial. Aleluya, Amén.

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