sábado, 19 de marzo de 2011

PROLOGO

 Que una mañana de paz allá por el otoñal de Junio. Estaba en las oficinas de Radio Pacífico y del Canal 41 de Televisión. Me encontraba en el salón de los consejeros espirituales del Movimiento de Oración del Perú. Las teles consejeros estaban contestando los teléfonos normalmente. De pronto un hombrecito de sencillo aspecto, de aproximadamente 45 años, al parecer oriundo del Ande, la cordillera más extensa de sud América; me pidió que lo atendiera. Pensando que se trataba de una consejería, accedí y lo atendí.


Pero no se trataba de una consejería. ¿De qué se trata entonces? Me dijo que me había visto en la televisión, conduciendo el programa “ENFOQUE TRIDIMENSIONAL” que se transmite por el Canal Pacifico, pero también por una Cadena de la Televisión Internacional. ¿Bueno, y en que puedo ayudarlo? Sabe –me dijo- he visto su programa sobre el “fin del mundo” donde usted entrevistaba a dos pastores y como tengo un libro escrito sobre este tema, he venido a usted. Ah, le replique, usted. Quiere hablar con los pastores panelistas para presentarles su libro ¿No es así? No me respondió, porque no es tan exacto lo que afirman sus panelistas sobre el fin del mundo. He escrito este libro, pero aún no se ha publicado, está en manuscrito y quiero que lo lea, lo revise y luego se me su punto de vista y bueno... Pero entonces, hagamos copias para entregárselas a los pastores. No, -volvió a interrumpirme, el Espíritu Santo me dijo que converse con usted, porque los panelistas no estaban captando las preguntas sobre el fin del mundo. Bueno, me dije para mis adentros ¿Qué querrá? Decidí invitarlo a orar juntos y pedirle a Dios que lo guiara en lo de su libro. Efectivamente… oramos y clamamos por dirección espiritual y luego al final procedí a despedirlo. Pero él no quiso irse e insistió en dejarme sus manuscritos. No es usual que los consejeros ingresemos a otras áreas, que no sea orar y aconsejar a los que nos visitan, pero este hombrecito era diferente, insistió tanto en dejarme sus manuscritos, que yo accedí y le dije que volviera la semana siguiente para devolvérselo, con algunas sugerencias, luego de leerlo.

En casa cuando revisaba los manuscritos, me di cuenta que estaba escrito con abundantes errores ortográficos, inadecuada redacción, fatigante lectura y un desorden gramatical, además que la letra del hermano era un jeroglífico… Bueno, paciencia Guildo me dije y dale amor leyendo sus manuscritos… pero no los leí… y dejé los manuscritos en una gaveta olvidándome después.

A la semana siguiente, encontrándome nuevamente en las oficinas de la Radio, había olvidado el asunto y de pronto se volvió a presentar el hermano, con su cara sonriente, algo tímido y siempre respetuoso. Me sentía culpable, porque no había leído el libro y no tuve más remedio que pedirle disculpas y decirle que me lo dejara una semana más…. Para ver si me animaba a descifrar lo que había escrito. Y así pasaron otras tres y cuatro semanas sin poder atender al hermano.

Hasta que una noche decidí comenzar a leer sus originales, haciendo esfuerzos por entender lo escrito, me entraba el desánimo porque me parecía mal construido y con garrafales errores ortográficos. Después de leer autores como Watchman Nee, John Eckhart, Myles Monroe, Benny Hynn, Palao, Grahamm, Kullman, Patt Roberston, Wilson Chávez, Tim La Haye, Héctor Torres, G. Maldonado, etc. Me resultaba onerosa esta lectura, Pero una tarde en el escritorio en mi casa, sucedió algo extraño. Comencé a encontrarle sentido al libro, había un mensaje escondido. Fue el Espíritu Santo, que me fue descifrando la profundidad del mensaje.
¡Había estado mirando la forma! ¡No el fondo! Como que el Espíritu Santo me dijo: léelo y ayuda a este hombre que Yo estoy dirigiendo. ¡Ohh! Tiempo después HUARHUA, que es el apellido de esta persona, me confesó que no tenía muchos estudios, que sólo llegó hasta el 4to. Año de primaria. Nada de secundaria y por supuesto menos “estudios superiores”. Pero Dios estaba con él. ¡Suficiente! La confirmación llegó cuando mi esposa se ofreció tipiar todos los originales en la computadora. ¿Qué raro? Marietta inexplicablemente comenzó a tipiar los manuscritos. Dios estaba ya dirigiéndonos. Lo invité a Huarhua a mi casa, le mostré lo que estábamos haciendo. El se puso contento y volvió a sostener que Dios lo dirigió hacia mí, sin conocerme. Comencé a mirar a Huarhua, como si fuera un ángel enviado.

Cuando Marietta llegó a la página 40 del tipeo, ocurrió un ataque extraño. Sin explicación alguna se borraron las primeras 40 páginas tipiadas. Vinieron los técnicos de la computadora y nada pudieron hacer, se habían perdido todas las páginas digitadas. ¡Qué fastidio! Mi esposa se frustró. Luego de algunos días oramos los tres, Huarhua, mi esposa y yo. Marietta, volvió a tipear de cero y así con oración y constancia termino todo el libro. Luego yo hice algunas correcciones gramaticales y en la redacción, sin quitarle el mensaje central del autor.

Y de esta manera, llegamos a culminar con todo el trabajo del LIBRO DE LA VERDAD FINAL.

Todo con la ayuda del Espíritu Santo en ocho meses. Gracias al Señor, por el amor y la paciencia; sin lo cual tal vez no llegaríamos a culminar el trabajo. Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario