sábado, 19 de marzo de 2011

TEMA 17


La resurrección general para el juicio final

Por fin, aquí llega el famosos juicio final, que tanto se habló en las tres generaciones universales, y así se cumplirá lo que fue escrito por
Daniel 7: 9 “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente”.
Daniel 7: 10 “Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él, el juez se sentó, y los libros fueron abiertos”.
Apoc. 20: 12 “Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”.
Apoc. 20: 13 “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”.
Aquí habla de dos clases de libros, uno es el libro de la vida, y el otro el libro de la muerte, de la condenación eterna. Amén. Y este último son varios libros, porque se menciona los libros fueron abiertos.
Porque muchos son los que se perdieron en la primera, segunda, y tercera generación universal. Sus nombres ocupan varios libros. Amén
Estos son los hijos de la maldición ¿por qué?

2 Pedro 2: 12 “Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición”.
2 Pedro 2: 13 “recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores”.
2 Pedro 2: 14 “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tiene el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición”.

Los hijos de la maldición serán lanzados al lago de fuego y de azufre y serán atormentados por toda la eternidad y ya no habrá nunca más la oportunidad para ellos de ser salvos; allí será el llanto y el crujir de dientes, por los siglos de los siglos. Amén

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